Respetar y el saber estar. Es mi lema para vivir de frente la vida. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos, pero no me importa, prefiero ofrecer amor incondicional, que pasar por la vida sin ofrecer nada. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, la sinceridad y verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y que traicionan mi amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/ or de los animales; no me interesas ni como humano, ni como amigo. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Libre como el viento








piensas que soy afortunada


de
tenerte a mí lado,


dándome
tus migajas,


de
cuando en cuando,


o cuando
a ti te de la gana.





Tú que
crees que no tengo deseos,


de
sentir unos besos ardientes,


de
sentirme un cuerpo caliente


en mí
vacía cama.





Tú que
crees que soy dichosa


con lo
que me das,


que es
bien poco, o ha veces nada.





Tú que
crees que soy feliz


y me
conformo con tan solo unos


cuantos
besos y un puñado de caricias,


sonriendo
tus gracias.





Te
equivocaste de medio a medio


si
pensaste que me conformaría


con esas
pocas migajas.





Yo soy
como el viento,


cargada
de sensualidad,


despertando
deseos,


por allá
donde vaya.





Yo soy
una mujer que desprende


deseos
por los poros de mí piel,


y que ya
se canso de pedirte ser amada.





Y ni
todas tus caricias,


ni tan
siquiera, los te quieros de cada mañana,


me
bastan para saciar la sed que brota


desde el
fondo de mí alma.





Te
equivocaste de medio a medio


si
pensaste que era eso, lo que yo merecía,


conformándome
con esas pocas migajas.





Poema inédito de Ana Giner 


©



sábado, 20 de noviembre de 2010

Otoño

















En este
frío otoño,


que espera
impaciente


la
entrada del invierno,


convirtiéndolo
todo a su paso en gris,


va también
transformando, tu cariño


en
dolientes palabras.





Los
árboles se ven desprotegidos


de sus
hojas, que caen sin cesar


dejándolos
vacíos al desamparo


del
invierno.





Así me
siento yo, helada y desnuda


sin el
calor de tu cuerpo.





El otoño
frío y gris, se ha aliado


con la soledad
del invierno, y así,


como se
despojan los árboles de sus hojas


van
cayendo mis lagrimas,


llenando
poquito a poco mis días,


de
tristeza en mi alma.








Poema Inédito
de A.G.