No
hay más que empezar a prohibir cosas imposibles, para crear mal estar,
divisiones y crispar a las personas. Me da que pensar que, con la
crispación, se pretende alejar a la población de los problemas reales
que tenemos encima. No voy a dar mi opinión de lo que opino del monóxido
de carbono que desprenden los aviones, ni lo que contaminan los
cruceros. No, esto será para otra historia. Me voy a centrar en la
prohibición de fumar en playas.
La playa es de todos y libre. Las prohibiciones no son, de ninguna manera, la mejor solución, ni manera de educar a las personas, puesto que en ninguna generación ha dado sus frutos, todas prohibiciones han sido un fracaso a corto o largo plazo.
No sería mucho mejor, que se concienciara a los fumadores que las colillas se recogieran, bien con ceniceros portátiles u otro menester y luego se tiran a la basura; si realmente es este problema para el medio ambiente, es más, voy mucho más allá; que las tabacaleras hicieran boquillas biodegradables, que ya estaría bien que ellos hicieran algo, pienso que sería la mejor solución. Pero, ¿prohibir?, ya tenemos todas las prohibiciones que son de máxima prioridad y que todos sabemos y las acatamos sin rechistar. ¿Pero, no fumar en la playa?, un lugar donde corre el aire, ¡por favor! ¿Luego que será? ¿Qué dejemos de respirar, porque a alguien le molesta nuestra respiración?, ¿nos van a prohibir que respiremos? No me parece que las prohibiciones, sean una solución a medio ni largo plazo, como ya he dicho. Lamento mucho a donde hemos llegado con el paso del tiempo, un tiempo que cada cual debe vivir en paz, sin molestar a nadie, con educación con el planeta y las personas, pero en paz y lo más importante, sin prohibiciones y en libertad.
Ana G.