Respetar y el saber estar. Es mi lema para vivir de frente la vida. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos, pero no me importa, prefiero ofrecer amor incondicional, que pasar por la vida sin ofrecer nada. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, la sinceridad y verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y que traicionan mi amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/ or de los animales; no me interesas ni como humano, ni como amigo. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

miércoles, 1 de abril de 2015

Cruzar los dedos


Cruzar los dedos reduce la sensación de dolor












Debido a que el dolor es una experiencia sensitiva,
esto es, que relaciona una lesión real o potencial con una sensación
desagradable, está condicionada por lo que opine nuestro cerebro. Así, a
pesar de que tocar un trozo de hielo debería hacernos sentir frío
intenso, nuestro cerebro nos transmite sensación de quemazón. Este
efecto se conoce como “ilusión de la parrilla térmica”. Y es que el
dolor está condicionado por ilusiones que convencen a nuestro cerebro de
sentir una u otra cosa. Así, un nuevo estudio llevado a cabo por el University College de Londres (Reino Unido) concluye que el simple gesto de cruzar los dedos disminuye el dolor.






Este efecto de “parrilla térmica” se produce por la interacción de tres vías nerviosas
que conducen al cerebro información sobre el frío, el calor y también
el dolor. El motivo por el que se neutraliza este efecto al cruzar los
dedos es porque la temperatura cálida que se produce al cruzarlos
bloquea esa información que llega a nuestro órgano pensante (la ilusión desaparece).





“El frío normalmente inhibe el dolor, pero al impedir que llegue al
cerebro la sensación del estímulo frío se produce un aumento de las
señales de dolor. Es como el producto de dos signos menos, que hacen un más”, explican los investigadores.





Y es que la postura, la disposición espacial de los dedos, también es clave en la sensación de dolor. Los científicos lograron demostrar que cruzando el dedo medio sobre el dedo índice, la sensación de calor
se redujo en el dedo medio. Al contrario, si el dedo medio se exponía
al calor y el dedo índice se enfriaba, la sensación de quemazón
aumentaba al cruzar los dedos.





Interacciones como éstas pueden contribuir a la sorprendente variabilidad en la percepción del dolor. Muchas personas sufren de dolor crónico,
y el nivel de dolor experimentado puede ser mayor de lo que cabría
esperar del daño tisular real. Nuestra investigación plantea la
interesante posibilidad de que los niveles de dolor podrían manipularse
mediante la aplicación de estímulos adicionales, como mover una parte
del cuerpo con respecto a las otras. Cambiar el patrón espacial del
lugar donde se produce un estímulo doloroso podría tener un efecto en
las vías cerebrales que intervienen en la percepción del dolor”, aclara
Patrick Haggard, líder del estudio.





El estudio, que ha sido publicado en la revista Current Biology, confirma
por qué cuando nos duele algo, solemos cambiar la postura en la que nos
encontramos y tenemos la sensación de que nos duele menos
, porque el cerebro así lo percibe, con una visión más real de ese dolor.





Información de: Muy Intresante







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