Respetar y el saber estar. Es mi lema para vivir de frente la vida. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos, pero no me importa, prefiero ofrecer amor incondicional, que pasar por la vida sin ofrecer nada. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, la sinceridad y verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y que traicionan mi amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/ or de los animales; no me interesas ni como humano, ni como amigo. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

jueves, 6 de junio de 2013

Pedofilia



Las investigaciones lo demuestran






La pedofilia o atracción sexual hacia niños y
niñas podría ser el resultado de una falta de conexiones nerviosas
en el cerebro
, según un estudio publicado en el último número de la
revista Journal of Psychiatry Research. Su autor, el
investigador canadiense de la Universidad de Toronto James Cantor, ha llegado a
esta conclusión después de comparar el cerebro de más de medio centenar de
pedófilos con el de otros convictos acusados de crímenes no sexuales.



Los escáneres mostraban que los primeros tenían un
déficit significativo de las fibras nerviosas -sustancia blanca-
que conectan seis áreas del cerebro relacionadas con la excitación sexual. Según
Cantor, el hallazgo es la evidencia más fuerte de que esta inclinación sexual
es el resultado de un problema en el desarrollo del cerebro. No obstante,
asegura que esto no les exime de la responsabilidad criminal. "No ser
capaz de elegir tus preferencias sexuales no implica que no puedas decidir qué
hacer", aclara. 














jueves, 23 de mayo de 2013

Macho Alfa. Articulo Por Ana Giner








Es una honor saber que este articulo ha sido destacado en el Club Literario.



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Macho Alfa





Hay veces que hacemos coloquios varias mujeres. De esa manera, se evaden
por un tiempo de los problemas que les acapara la mayor parte del día.


“¡Qué suerte tienes!”, le dice una mujer a otra cuando estamos charlando.


Hay unas cuantas mujeres que sabemos que viven en un infierno y a las que
ayudamos, al menos a que se den cuenta de que son personas y mujeres, no sacos
de boxeo, ni el basurero para que se les eche toda la basura encima. Algunas coinciden
en lo mismo: a él no le parece bien esto o lo otro; a él no le gusta que me
relacione con amigas, mucho menos con amigos; a él no le gusta que me
arregle, ni tampoco salimos a comer o cenar para que nadie me mire.


—¿Y cómo te sientes viviendo así? —le pregunto, mirándola a los ojos. Ojos
que están llenos de lágrimas.


—Mal, muy mal —responden algunas de ellas.


Otra dice que es impensable ir ninguna reunión, ni al cine con amigos y
amigas. Eso sería motivo de discusión y enfado para días y días, por decirlo de
forma suave.





Pues yo no entiendo ese comportamiento. Les digo. “¿Qué tiene que ver que
a él no le guste salir o ir contigo, para que tú puedas ir sola o con amigos y
amigas?”


Sí. Sí lo sé, pero quiero que sean ellas las que se den cuenta por ellas
mismas, sin influirles en nada.


Entablan un intercambio de opiniones entre ellas, y me doy cuenta de que
en la mayoría de los casos, son ellas las que han permitido esa situación sin
darse cuenta de ello. Y cuando han querido reaccionar y cambiarla, ya no las
han dejado, ya no pueden, puesto que sus parejas han tomado el mando, el
derecho a decidir y a prohibir.





Esos machos alfa se creen que viven en tiempos de las cavernas y que son
los que mandan en la manada. Si a esos machos les damos, tan sólo una vez, rienda
suelta para que sean ellos quienes decidan por los dos, lo confundirán con que
la mujer no es capaz de valerse por sí misma. Entienden que son ellos los que
tienen que llevar la voz cantante para una coexistencia normal y buen
funcionamiento del hogar. Así lo piensan ellos. No comprenden que está mal ese
trato con un igual. Pero también ese es uno de tantos problemas, que no ven a
su pareja como un igual. No importa de qué familia venga, aunque es más
probable que sea de familia desestructurada; y aunque es uno de los factores de
repetición, no es más importante.


Se dan dichos casos en hacer lo que han visto. Si su padre tenía el mismo
comportamiento con su madre, y esta no decía ni esta boca es mía, acatando tal cual,
el macho alfa mandará, pues ¿por qué no lo va hacer también su esposa? No
concibe que opine, ni se revele ante él. Espera que haga lo mismo que su madre.


Estos malos tratos, nada tienen que ver con si se tiene o no dinero. En la
clase alta como en la media o la baja, hay machos alfa que convierten en un
infierno la convivencia con la familia y en especial, la de la mujer.





Seguro que más tarde o más temprano, algunas de estas mujeres pedirán
ayuda. Lo más seguro es que lo hagan a una amiga, que a alguien de su familia; puesto
que la familia, algunas veces, sin saber la magnitud de la gravedad que está
viviendo, le aconseja que ponga de su parte, como en un intento de que se
solucione el problema, y lo más probable, aconsejándole que aguante un poco más
a ver si cambia su marido.


Es tal el infierno y la poca ayuda o nula que reciben las mujeres con
problemas de malos tratos físicos o psicológicos, que piden ayuda a quien sea
con tal de salir del infierno que, sin saberlo, poco a poco y muy sutilmente, la
somete un hombre que ella creía que la respetaría y cuidaría siempre; y que con
el tiempo, y sin ella darse cuenta, se ha convertido en juez y verdugo de su
vida.





A.G.




©



viernes, 17 de mayo de 2013

Piel







Piel





Busquemos entre los pliegues de nuestra piel


un resquicio de aquel amor que permitimos


a la monotonía que poco a poco lo fuera matando.


Descubramos entre los dos en que parte


de nuestro camino quedó olvidado.


Necesitamos sentirnos,


saber que estamos juntos  y


no importa el tiempo que ha pasado


sino lo que hagamos ahora unidos.


Dibujemos en nuestros cuerpos la palabra amor,


con la ternura de nuestras manos.


Pintemos en nuestros labios la sonrisa perdida


y volvamos a depositar entre los pliegues de nuestra piel,


aquel amor que un día que con tanta pasión nos profesamos.





Ana Giner.


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Desde mí corazón










Perdoné
errores imperdonables. Intenté sustituir personas insustituibles y arrancar a personas
de mi corazón inolvidable. Me decepcioné de personas que pensé que jamás me
decepcionarían, pero también hice amigos eternos. Sonreí cuando mi corazón
lloraba y lloré oyendo música y viendo fotos de mi niñez. Pensé que me moría de
la tristeza, tuve miedo, miedo de perder a alguien especia y lo perdí.


¡Pero
sobreviví!  ¡Y todavía sigo viva! 


Aprendí
que a veces el que arriesga no pierde absolutamente nada y que perdiendo
también se gana.


A.G.


©